• Antología Folklórica Argentina
La resolución del Consejo Nacional de Educación, se propone llevar a la escuela lo más acendrado del material folklórico que recogieron los maestros de su dependencia en el año 1921. Cree con evidente razón que las reliquias del pasado, hijas del alma y del intelecto populares, poseen una virtud formativa del espíritu nacional, cuyo carácter propio se sustenta en la continuidad de la tradición. Los fundamentos de aquella resolución exponen tan clara y detenidamente ese pensamiento que dispensan de explicar la índole y el propósito de la presente obra, inspirada fielmente en él, para ser instrumento de su realización.

Pero importa justificar algunas características de la obra que no parecen responder puntualmente a las normas de dicha resolución y, de paso, dar a conocer las condiciones peculiares en que el trabajo que representa fue ejecutado.

El material reunido por iniciativa del consejo Nacional de Educación y cedido luego al Instituto de Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras -donde se encuentra y ha sido catalogado- comprende alredor de cuarenta mil piezas. Esta abundancia, real en cuanto al trabajo que exigió su revisión, es sólo aparente en cuanto al número de los documentos utilizables. Quedó éste reproducido extraordinariamente en razón de las versiones repetidas, de los textos incompletos o viciados; del valor desdeñable o inequívocamente nulo de muchos de los envíos y, en no pocos casos, a causa de ser ajenos al folklore. Sin duda, en general, el magisterio respondió a la invitación con notable buena voluntad y, si bien no frecuentemente, con marcada competencia; pero fué muy desigual la interpretación de las instrucciones impartidas, apremiante el tiempo para cumplirlas, y nuevo para aquellos de quienes se requería, tal género, sin método ajustado a un fin determinado y sin garantías y resguardos que tiene por indispensables el investigador profesional, de suerte que las cuarenta mil piezas debieron ser objeto de una expurgación cuidadosa y paciente por diversos conceptos, entre los cuales fué principal la consideración de uso en la escuela. Lo escogido tras esa selección no ofrece, sin duda, un conjunto indiscutiblemente superior para responder en igual proporción a todos lo géneros folklóricos mencionados en la resolución del Consejo. No obstante, esté segura la Comisión de que esta obra, aún incompleta, contiene frutos inestimables del ingenio y del sentimiento populares que, sin ella, se habrían perdido. No desconoce la obra meritísima de los investigadores individuales de nuestro folklore que han logrado salvar los fragmentos más delicados de nuestro pasado; pero se debe admitir que su esfuerzo no es tan vasto ni múltiple que alcance a cubrir toda la extensión del país, -como lo ha hecho el concurso promovido por el Consejo Nacional de Educación-, ni que en todas partes ha de llegar a tiempo, en esta época de rápidas alteraciones étnicas, para captar las reliquias de primera agua de la memoria del pueblo.

Por eso estima que esta selección, que urgía realizar, es, en cierto modo, insustituíble y ha de ser el medio eficaz y fiel del propósito patriótico que inspiró la resolución del Consejo.

Se ha de tener en cuenta ese propósito para interpretar con exactitud tanto el título como el contenido de la obra. Esta no pretende ser asimilada a las colecciones que han publicado los investigadores eruditos a que se ha aludido más arriba.

Tienen esas coleccionas un mérito especial y tiene este libro otro carácter. Es una antología de lo ya recogido. Su fin es didáctico, no científico. Los problemas de la investigación folklórica no le son del todo ajenos pero, en este punto, la Comisión sólo se ha preocupado de cerciorarse de la antigüedad de las versiones que tuvo a la vista, de su anonimia y de su difusión en nuestro territorio o de su conocimiento en el medio popular. Y todo esto sin extremar la inquisición en cuanto a los orígenes y sus relaciones con el folklore de otros países, ni agotar, para lo primero, el rigor de la prueba.

Queda siempre virtualmente virgen para los especialistas la colección que conserva el Instituto. Así, la cuestión de suma importancia para el estudio de esta materia, de determinar, por ejemplo, si un cantar es realmente autóctono, obra de creación propia o de tradición foránea, ha sido considerada por la Comisión en segundo plano o interpretada de manera que varia con la corriente aceptada. Es decir, ha estimado como folklore argentino producciones de notorio origen español, pero desde remoto tiempo asimiladas íntimamente por nuestro pueblo que las siente, la ama, la propaga, las tiene por suyas y, punto importante, han influido e influyen en su formación espiritual. No podía proceder con otro criterio, luego de haber comprobado el predominio abrumador del elemento español, ya conservado con identidad absoluta, ya con ligeras variantes de vocabulario, al parecer más involuntarias que deliberadamente inventivas. Este patrimonio intelectual es, por otra parte, compartido con otros países de habla hispana, de tal manera que se sujeta aún a mayores reservas de calificativo argentino para designar el material folklórico que, como la flora y la fauna, no reconoce fronteras políticas. Si la Comisión se hubiese atendido a aceptar sólo lo inequívocamente indígena -de difícil comprobación, por otra parte-, no habría sido posible realizar la presente selección. Ha debido ser, pues, ampliamente tolerante en este respecto y admitir como originariamente nuestro todo cuanto ofrecía certidumbre de antigua naturalización en nuestro territorio.

En cambio, ha influído en sentido restrictivo el destino escolar de este libro. Numerosas composiciones de irreprochable belleza formal y feliz ingenio debieron ser dejadas de lado porque no cumplían por su fondo las condiciones de un texto utilizable en el aula. El caudal folklórico reunido por el Consejo en 1921 es, por consiguiente, más rico de lo que supone este florilegio. No obstante, en algunas ocasiones la Comisión no se ha decidido a sacrificar, en mérito a su belleza, piezas en ciertos aspectos objetables, confiando en que el maestro sabrá adaptarlas a propósitos de educación y extraer de ellas lo esencial para una enseñanza noble, a modo, precisamente, de aquel curioso fenómeno folklórico de las coplas profanas que suscitaron glosas edificantes. Y esto que se dice en cuanto al contenido y a las sugestiones del contenido, se aplica también a la forma, y en particular a los vocablos que constituyen formas populares del lenguaje y que aquí se mantienen tales como fueron oídos, por razones de fidelidad y por típico de su energía expresiva, pero que el maestro deberá observar en cada caso, haciendo notar que se trata de modismos incorrectos y de uso vitando.

Esa fidelidad a la versión original, imperativa para la letra poética, no se ha conservado para los relatos en prosa, que por venir en textos gramaticalmente deficientes o con añadiduras superfluas o a fin de conciliar en una versión más rica diversas variantes de un mismo tema, han sido redactadas de nuevo, en estilo impersonal y conservando el ingenuo modo popular. Una observación semejante corresponde formular con respecto a las composiciones musicales -impresas en otro volumen- cuya primitiva transcripción defectuosa exigió para todas ellas una armonización efectuada por los miembros especialistas de la Comisión, con el mismo respeto escrupuloso del motivo característico.


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Antología Folklórica Argentina

  • Autor:
    Consejo Nacional de Educación

  • Código del producto: 585
  • Colección: Poesía
  • Categoría: Biografías, literatura y estudios literarios, Calificadores de LUGAR, Poesía, América
  • Temática: Poesía, Argentina
  • ISBN:
  • Idioma: Español / Castellano